Hace unos meses un caso raro de estafa en Sudamérica nos llamó la atención. Un hombre de 49 años, traductor y técnico de informática, ha sido acusado de fraudes a una aerolínea en Argentina por haber realizado casi 30 viajes (nacionales e internacionales) sin gastar ni siquiera un peso: todos los billetes han sido comprados con tarjetas de crédito clonadas.
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El caso, que fue totalmente abierto por la prensa argentina, ocurrió entre 2008 y 2012. Según diversos periódicos locales, el acusado adquiría billetes por el sitio de la compañía aérea horas antes de embarcar, preferiblemente en finales de semana o feriados. Cuando las víctimas de la tarjeta recibían la cobranza y pedían la cancelación en la factura, días después, el defraudador ya había viajado.
La mayoría de los viajes del “defraudador VIP” envolvía la ciudad argentina de Córdoba, donde él moraba. Sin embargo, el sospechoso emitió billetes para otras ciudades de Argentina, además de destinos como África del Sur, Alemania, Brasil, Bolivia, Chile, Emiratos Árabes, Estados Unidos, Francia, México, Panamá y Perú – no es en vano, acumuló diversos puntos de millaje y se convirtió pasajero “platino” de la compañía.
El modus operandi del defraudador argentino era comprar billetes a los finales de semana, si posible para los primeros vuelos del día. Él también tomaba diversas atenciones, como emitir billetes solamente de ida (para no tener problemas en la vuelta, caso la empresa detectase el fraude) y adquirir solamente un billete fraudulento a la vez. El “defraudador VIP” utilizaba siempre su nombre y número de documento reales, alterando apenas datos de contacto, como e-mail y teléfono.
Se llevaron casi cuatro años para que el caso fuera descubierto – eso solo pasó porque, después de tantas compras, el nombre del defraudador se volvió “familiar” para algunos empleados del equipo de operaciones de la compañía. Una búsqueda rápida permitió que la empresa descubriera diversas compras fraudulentas bajo el mismo nombre.
Cuando supo que una averiguación estaba en curso y que había sido incluido en una lista negra de la compañía aérea, el acusado se presentó voluntariamente y se ofreció para pagar la deuda acumulada. Pero impuso una (insólita) condición: que no le fuesen retirados los puntos del programa de millaje. La negociación del “defraudador VIP” no anduvo bien, y un proceso en contra de él ha sido abierto.
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